
El otro día me sorprendí desbloqueando el móvil sin saber por qué. Ni qué buscaba.
Simplemente, lo tenía en la mano. Como si fuera una extensión de mí misma.
Y me pregunté: ¿cuánto hace que no estoy realmente sola, conmigo?
Este post no es una cruzada contra la tecnología. De hecho, gracias a ella estás leyéndome. Pero sí es una invitación a hacer espacio para el silencio, para el presente, para ti. A practicar la desconexión como forma de reconexión.
¿Desconectar para qué?
No se trata solo de descansar la vista de pantallas o de ganar tiempo. Se trata de recuperar la atención, esa que se nos escurre entre notificaciones, correos y scroll infinito.
1) Desconectar para escuchar(te). Volver a escuchar(nos) de verdad, sin pensar en lo siguiente que vamos a hacer o a decir.
2) Desconectar para aburrirte un rato y que vuelvan las ideas buenas. El otro día supe que Ed Sheeran no tiene móvil moderno, se comunica vía correo electrónico o llamadas. Defiende que aburrirse es el primer paso para que llegue la creatividad.
3) Desconectar para volver a mirar el mundo sin filtros. Si algo maravilloso me ha traído la escritura es otra forma de ver el mundo. Haz una prueba, imagina que acabas de llegar a este lugar, a tu ciudad, tu pueblo o tu casa. Imagina ser un extraño, ¿cómo verías tu entorno habitual? Deja que todo te sorprenda de nuevo.
4) Desconectar para que el silencio vuelva a tener espacio. Qué importante es estar cómoda con el silencio, y te lo digo yo que hablo hasta con las piedras. Esta semana he estado sola en casa y mi perrita Cala ya no sabe dónde meterse.
Nuestra atención es el recurso más escaso que tenemos.
Herbert Simon
¿Cómo saber si necesitas un detox digital?
Te cuesta estar cinco minutos sin mirar el móvil.
Usas el scroll para “desconectar” pero acabas más cansada.
Llevas días sin tener una conversación sin interrupciones.
Lo primero que haces al despertarte es revisar el teléfono.
No hace falta irse a una cabaña en el bosque. Pero sí hace falta tomar decisiones conscientes sobre tu atención.
Cuanto más silenciosa se vuelve la mente, más puede escuchar.
Ram Dass
Tres ideas para empezar hoy
· Define zonas sin pantalla.
Por ejemplo, la mesa al comer o la cama antes de dormir. Empieza con una. Verás cómo cambia la energía.
· Crea momentos “no disponibles”.
Aunque sea 1 hora al día. Avísalo si hace falta. Cuida ese rato como cuidas una cita importante.
· Elige lo que consumes.
Sigue cuentas que te inspiren, silencia lo que te agobia. Y pregúntate más a menudo: ¿esto me suma o me distrae?
En pausa, también pasan cosas
Desconectar no es perderte nada. Es elegir lo que de verdad quieres vivir.
Porque cuando bajas el volumen del mundo, puedes volver a escucharte.
Y ahí, en ese susurro sin pantalla,
a veces te encuentras con lo más valioso:
presencia, calma y claridad.
See you soon and happy reading!
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