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Bolsillo Escritos. La felicidad que deja rastro.

Hay personas y momentos que van dejando rastro, como un escarabajo negro en la arena. Desierto Erg Chebbi, abril 2023.

A veces, la felicidad no se presenta con fuegos artificiales ni con grandes gestos. A veces llega disfrazada de rutina, de tierra húmeda y de tardes de porche. En este escrito hablo de esos momentos que parecen pequeños pero que, con el tiempo, revelan su grandeza: la textura de un recuerdo, el olor de una piel, el temblor de una vela encendida al viento. La felicidad no siempre se atrapa, pero sí se puede mirar a los ojos. Y, con suerte, escribir sobre ella.

La verdadera vida está en los detalles.

Paul Auster

Polen y mar

Quería mancharme de tierra mojada y de polen de flores. Esas flores que nacen a lado y lado de los caminos. Salvajes, blancas. Y rosas. Quería oírte cambiar la voz al hablarle a Cala. Cambiar el tono y el timbre. Como si cantaras. Quería conservar tu olor. El olor de tus labios tras el café de la mañana y el olor de tu piel, tras besarte en la cama. Conservar esos detalles y rutinas que ahora veíamos normales pero que sabía que contenían el valor de una vida entera. Hay personas y momentos que van dejando rastro. Como un escarabajo negro en la arena. Dejan un camino, ligero en peso, pero constante. Y en el devenir de los días fríos y grises, ese rastro te calma y te acompaña tejiendo una nostalgia feliz. Es esa felicidad escondida en las pequeñas cosas. Como esas luces de guirnaldas colgando del porche de anoche. Esa tarta de bizcochos con nutella y esas dos velas rojas titilando rápidas entre el viento costero. Ese mar. Azul, y rosa y naranja y ese olor a queso viejo.

Ayer, al bajar con las abarcas menorquinas pasadas por los pies, nos sabía fugaces y felices. No pretendo atraparla. Tan solo verla y mirarla a los ojos. Esta felicidad. Que acompaña cada gesto y cada risa. Cada chapoteo en el agua. Esas orejas mojadas de Cala flotando en el mar y esa mirada suya cuando se tira al vacío salado. Esa plenitud. En el pecho y al final de la boca, cuando leo que todo va mejor. Que ha pasado buena noche.

No recordamos días, recordamos momentos.

Cesare Pavese

¡Nos leemos!

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