El refrán – modificado – que da título a este post me sirve hoy para intentar que te des cuenta. Darte cuenta de que te definen tus acciones, tus hábitos (y no de ropa en este caso), tu día a día. Y a riesgo de contradecirme con anteriores posts, déjame que te cuente por qué.
En este post, te explicaré por qué veo vital definir una rutina y cómo ésta te llevará a quién quieres ser. Debes establecer unos hábitos en función de la esencia que esté en lo más profundo de ti y que quieras que te defina a partir de ahora.
Nuestros cuerpos son nuestros jardines; nuestras decisiones, nuestros jardineros
William Shakespeare
Hábito, ven a mí
Ojalá fuera tan fácil como decir en voz alta esta conjura, para establecer hábitos duraderos. Primera pista y mala noticia, no lo es. La parte buena es que existen estrategias para hacértelo más fácil.
El primer paso para conseguir mantener tus acciones en el tiempo es definirte. ¿Quién eres? O quizás, de manera más acertada, ¿quién quieres llegar a ser? ¿tu «yo» fluido, puro, sin filtros, cómo es?
Pensar y elegir tu esencia es una primera fase ineludible. No la esencia que te han hecho creer que eres, los demás o la sociedad. No la persona que eres si dejas funcionar el piloto automático de adicciones. Llámale adicciones, llámale café, tabaco, alcohol, redes sociales, televisión… Piénsalo, ¿quién eres sin todos esos accesorios? La persona que serías si tuvieras la fuerza de voluntad para elegirlo cada día. Ahí es.
No hay nada tan inútil en el mundo como hacer con gran eficiencia lo que no debería hacerse en absoluto
Peter Drucker
Fake it, until you make it
O lo que es lo mismo, en el idioma de Góngora y Quevedo, fíngelo hasta que sea verdad.
El segundo paso para establecer unos hábitos duraderos es pensar qué haría ese yo (por ahora) utópico. ¿Entrenaría cada día? ¿Empezaría a estudiar francés? ¿Viajaría más? ¿Rehuiría de la comida basura? ¿Pasaría más tiempo con su familia?
Crear tu rutina desde tu esencia más pura, va a ser más fácil cuando empieces. Porque la motivación es intrínseca y no impuesta desde fuera. Resuena contigo. Es como dejar que el agua vuelva a su cauce. Cuando empieces, fluirá.
Además, cada vez que realices una acción de las que haría tu yo ideal, estarás echando «moneditas» a esa personalidad, potenciando esa parte de tu esencia. Cual bola de nieve, cada vez te harás más TU y te costará menos ponerte con ello. La clave de los hábitos es que consiguen automatizar acciones. Y eso ahorra energía y trabajo al cerebro. Evolutivamente es un puntazo, por lo que tu propio cerebro, te ayudará a mantener esos hábitos.
Ayúdate
Igual que los buenos agentes de marketing saben venderte incluso lo que no necesitas. Diría que sobretodo lo que no necesitas. Ayúdate vendiendo mejor aquello que quieres ser. ¿Quieres ser más viajero? Compra hoy esos billetes ganga de los que te hablé. ¿Quieres ser deportista? Apúntate al gimnasio y ponte esta tarde sin falta tus mallas para ir a correr. ¿Quieres pasar más tiempo con tus amigas? Agenda vuestra próxima cena juntas.
Si quieres comer mejor, pon fruta donde puedas verla cada día. Haz que tu cerebro esté constantemente en contacto con objetos relacionados con las rutinas que quieres establecer. Queremos lo que vemos. Siguiendo el refrán inicial, haz omnipresente a tu monje. Que todo te recuerde hacia donde vas.
Si no terminas de creértelo, prueba sólo con hacerte las preguntas adecuadas que te sugiero hoy. No quieras abarcarlo todo hoy. Piensa en grande pero empieza con el primer paso. Lo peor que te puede pasar es que te quedes igual que estabas antes de leer este post.
¡Nos leemos!
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